Resumen de "Yo argumento"

Padilla, Constanza - Douglas Silvina  - López Esther: “Capítulo 1 ¿Argumentar? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?" En Yo argumento Taller de prácticas de textos argumentativos. Editorial Comunicarte, 2011, Buenos Aires, págs. 19-32.


        Aunque varios hechos parezcan demostrar lo contrario, la capacidad de argumentar nos caracteriza como seres racionales. desde el momento en que conseguimos dar razones explícitas (argumentos) de nuestras afirmaciones (tesis o puntos de vista) a los otros, iniciamos el camino de la razón dialógica (Maliandi, 1997) que va a atravesarnos durante toda nuestra vida, a menos que intencionalmente nos aislemos y nos encerremos en nuestros monólogos. Aún así, como veremos, no podremos anular a los interlocutores virtuales (los otros, nuestro alter ego...) que constantemente desafiarán nuestras certezas, cuestionarán nuestras creencias, desestabilizarán nuestras opiniones, lo que nos llevará a buscar razones; es decir, no sólo a buscar sentido a las ideas, a los hechos y a los comportamientos de nuestras vidas, sino fundamentalmente a buscar motivos para pensar o para actuar de determinada manera.

En toda situación argumentativa, no sólo importa aquello sobre lo cual se argumenta (objeto de discusión) sino también quiénes argumentan (interlocutores), con qué intenciones y en qué contextos lo hacen.


   I.I APORTES DE LA FILOSOFÍA: GRADOS DE CONVERGENCIA CRÍTICA


        En relación con las intenciones, el destacado filósofo argentino, Ricardo Maliandi (1997), atendiendo a su propuesta de una ética convergente nos llama la atención acerca de distintas posturas comunicativas que podemos asumir cuando hacemos uso de la razón. Al respecto, habla de razón dialógica, partiendo del supuesto de que razonar implica dialogar, involucra dos funciones básicas:

Fundamentación: capacidad de dar “razones”

Crítica: conciencia de los límites de las “propias razones” y apertura hacia otras razones.


        La dimensión esencialmente dialógica de la razón involucra una postura crítica, tanto ante los propios puntos de vista como ante los de otros, lo que a la vez pone de manifiesto otro concepto que se deriva de lo crítico, el concepto de conflictividad como uno de los principios de su ética convergente, en tensión constante con el concepto de consenso. Esto le permite plantear tres posturas distintas en un discurso argumentativo, correspondientes a tres grados ascendentes de lo que él denomina convergencia crítica.

Postura estratégica: una perspectiva egocéntrica consciente, no consciente o semiconsciente, ya que quien argumenta no conceptualiza al destinatario como un interlocutor que también puede tener un punto de vista válido y distinto sobre un tema. La argumentación es persuasiva, retórica y apunta a forzar la opinión del destinatario, imponer su propio punto de vista o refutar el contrario.


• Postura comunicativa divergente: En esta postura ya se conceptualiza al interlocutor como un oponente con un punto de vista diferente al propio pero la argumentación sigue subordinada a quien defiende cada punto de vista, con la idea de que alguien debe ganar y alguien debe perder.


• Postura comunicativa convergente: En esta postura el interlocutor no aparece ya como oponente, sino como co-operador en la tarea de enfrentar un problema. Ya no se prioriza quién gana y quién pierde sino que incluso hay una actitud tácita de pensar que ambos pueden ganar con la resolución de un problema.


1.2 APORTES DEL PENSAMIENTO CRÍTICO


       Este hecho se ha manifestado de modo más patente en torno al movimiento que surgió con el nombre de pensamiento crítico. Este movimiento fue cuestionado desde distintas posiciones teóricas (epistemología contextualista; pedagogía crítica; línea feminista, entre otras), sobre todo en relación con las primeras formulaciones. Sin embargo, el movimiento evolucionó notablemente en sus planteos y metodologías hecho que podría sintetizarse en los siguientes aspectos:

Evolución desde una perspectiva monológica, que pone el acento en el sujeto que evalúa la validez de su propia argumentación o de la ajena, hacia una perspectiva dialógica y dialéctica, que destaca la dimensión intersubjetiva de la noción, por cuanto involucra un intercambio entre puntos de vista opuestos.
• Relacionado con este planteo de dialogicidad, se aprecia una evolución desde una visión objetivista o neutra, que plantea habilidades generales de pensamiento crítico que se desarrollan sobre la base de estándares o principios universales, hacia una visión intersubjetiva, que plantea, por una parte, el debate entre habilidades generalizables (universales) vs. habilidades específicas de dominio.

•Evolución desde una concepción atomicista y taxonómica de las microhabilidades implicadas.

• En relación con lo anterior, evolución desde una perspectiva estrictamente cognitiva a enfoques que incluyen aspectos actitudinales.


Las virtudes intelectuales:


Independencia intelectual: disposición y compromiso para el pensamiento autónomo.

Curiosidad intelectual: disposición para preguntarse acerca del mundo y buscar explicaciones a las discrepancias.

Coraje intelectual: conciencia de la necesidad de reflexionar imparcialmente sobre puntos de vista hacia los cuales tenemos fuertes emociones negativas.

Humildad intelectual: advertencia acerca de los límites de nuestro conocimiento, que se traduce en la voluntad de reconocer lo que no sabemos y nos habilita a considerar posturas distintas a las nuestras.

Empatía intelectual: ponernos imaginativamente en el lugar de los demás para intentar entender sus puntos de vista.

Integridad intelectual: reconocimiento de las necesidad de ser veraces y consistentes; exigirnos la misma rigurosidad y prueba que pedimos a nuestros antagonistas; practicar lo que defendemos; admitir honestamente las discrepancias entre nuestros pensamientos y acciones.

Confianza en la razón: confianza en que aprenderemos a pensar por nosotros mismos y a encontrar soluciones a partir del diálogo y de razones dirimidas en la interacción.

Imparcialidad: conciencia de la necesidad de considerar todos los puntos de vista sobre un problema, prescindiendo de intereses sectarios.

1-3 APORTES DE LAS TEORÍAS DE LA ARGUMENTACIÓN


        Los estudios sobre la argumentación se remontan a la antigüedad clásica y tienen como referencia indiscutible a Aristóteles, quien con la fecundidad de su pensamiento impulsó dos líneas que, a lo largo de los siglos, se han ido configurando como dos perspectivas definidas y en tensión constante, aunque, en la actualidad, con un intento de acercamiento: las perspectivas retóricas y las perspectivas dialécticas. Las primeras se inspiran fundamentalmente en la Retórica de Aristóteles y se re-actualizan en 1958 con el Tratado de la Argumentación. La Nueva Retórica de Perelman y Olbrecht-Tyteca, precisamente en el mismo año en que Toulmin publica el conocido libro Los usos de la argumentación, aunque no con el propósito explícito de re-instaurar la retórica, sino de estudiar el modo en que se presentan y se justifican los “razonamientos” prácticos.
Tratando de rescatar los puntos de encuentro de estas posturas, nuestro objetivo es presentar una visión que integra dos modos de abordaje del fenómeno argumentativo:

• La perspectiva retórica: (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1958) Considera la argumentación como una operación discursiva, a través de la cual un sujeto trata de provocar la adhesión de otro a una tesis u opinión, a través de razones o argumentos.

• La perspectiva pragma-dialéctica (Van Eemeren et al., 2002, 2006) Concibe la argumentación como una discusión crítica, cuyo propósito es contribuir a la resolución de una diferencia de opinión.


En relación con estos enfoques, los estudios más recientes ponen de manifiesto cuatro cuestiones importantes para el avance de las teorizaciones:

• El intento de acercamiento entre perspectivas retóricas y dialécticas.

• El énfasis en la consideración de la argumentación desde una perspectiva interaccional.

• La necesidad de dar cuenta de los factores emocionales, inherentes de la discusión argumentativa.

• La conveniencia de articular los estudios de argumentación con las diferentes líneas de análisis del discurso.


Si alguien intenta influir sobre las opiniones de otra persona, por medio de su discurso, es porque estima que esa persona es sensible a las razones. Sin embargo, conviene distinguir:

• Una argumentación basada en el razonamiento, como en el caso de la argumentación científica, en la cual las diversas tesis y argumentos que las apoyan son planteados abiertamente por el argumentador para convencer a los destinatarios

• Una argumentación persuasiva, que se da por ejemplo, en los avisos publicitarios, en la propaganda política y en el discurso político en general, opera sobre la voluntad, los sentimientos y las pulsiones más elementales, con el objetivo de persuadir al destinatario para que compre un producto, para que vote a tal partido o para que adhiera a determinada ideología.

Para que exista argumentación, tiene que existir un campo problemático o un tema respecto del cual se dan puntos de vista diferentes, o por lo menos dos tesis antagónicas. El sujeto argumentador interviene a favor de una tesis que de algún modo se enfrenta a una tesis opuesta, aunque esta última quede implícita.

Perspectiva pragma - dialéctica:

Prioriza la consideración de la interacción de dos o más interlocutores que buscan resolver un desacuerdo, de las reglas que regulan la misma y de las violaciones de estas reglas que no permiten llegar a un acuerdo. Esta teoría entonces busca encontrar un equilibrio entre una perspectiva normativa y una descriptiva. Partiendo de que la argumentación cotidiana está atravesada por múltiples factores subjetivos (emociones, creencias, pasiones, etc.).Para ello, no abandona el criterio de consistencia lógica, sino que lo complementa con el criterio de consistencia pragmática, que permite evaluar la razonabilidad de los argumentos en función de los contextos de interacción.

Como conclusión general de las diversas perspectivas -filosóficas, psicológicas, pedagógicas, lingüísticas- que se han abocado al estudio de la argumentación aunque con distintas denominaciones (pensamiento crítico, discusión crítica, razón dialógica, etc.), podemos destacar la importancia de la superación de conceptualizaciones centradas en un sujeto que intenta imponer su postura ante un hecho discutible, en favor de la consideración de una dimensión intersubjetiva que pone el acento en la negociación de puntos de vista, puesto que lo que se prioriza no son las estrategias más eficaces para lograr la adhesión a una postura, sino la resolución de un problema que se entiende como compartido.


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